Probamos el nuevo juego de computadora, basado en la película de Disney que hoy se estrena en las salas porteñas.
En un mundo dominado por la basura, una serie de robots se encargan de reciclarla. Pero una gigantesca tormenta los hace engullir arena hasta morir atragantados. Sólo uno de ellos se salva. Setecientos año después, en un mundo post apocalíptico, el pequeño Wall-E sale a recargar baterías con la luz solar.
Wall-E no es un robot más. Por tener sensibilidad, sus aventuras tienen que ver con su búsqueda personal, que lo ayudará a encontrar significado a su existencia.
Indispensable para aprender movimientos y controles, antes de arrancar a jugar, es necesario pasar por una etapa de entrenamiento.
Luego, habrá que ir completando distintas etapas, en donde se debe aplicar todo lo aprendido.
Lo bueno es que hay variantes: correr, romper cosas, recolectar otras. Son 10 mundos llenos de acción y aventura. Cada vez que se pasa una etapa, se van destrabando minijuegos, que no son más que un juego paralelo a la historia central.
Wall-E se puede jugar sólo contra la PC o contra otros, en su modo multiplayer.
Eso sí: los movimientos del robot son algo complejos, por lo que se lleva mejor si se lo mueve con el mouse antes que con el teclado. Lo molesto es que a veces el robot es capaz de atravesar por esquinas de material sólido, en forma inexplicable.
La música, con reminiscencias a los años 50 y 60, es entretenida, y hasta hace bailar a Wall-E.
A medida que pasan los niveles se pueden ver distintas partes de la película. Así, es recomendable pasar por el cine antes de jugar.
El juego cuesta $96 y requiere un procesador de 1,5MHz, 256MB de RAM, tarjeta gráfica Nvidia Geforce FX o ATI Radeon 9500 con 64MB de memoria.
Miguel Distefano. ESPECIAL PARA CLARIN
